Los periodos con mayores niveles de ansiedad no es algo propio solo de los adultos. Los niños también pueden tener momentos en los que su ansiedad aumenta, por ejemplo, cuando se enfrentan a alguna situación que les afecta emocionalmente y no lo saben gestionar. Es importante señalar que los síntomas en niños son diferentes a los de los adultos, por ello, debemos estar atentos para detectarlos.
Algunos síntomas de ansiedad que pueden presentar los niños son:
- Sentimientos de angustia, intranquilidad interna, miedo, indecisión, bloqueo…
- Preocupación excesiva por cosas insignificantes.
- Dolores de cabeza y/o de barriga.
- Rituales (manías) excesivos.
- Dificultades para concentrarse.
- Descontrol de esfínteres cuando ya existía un control de estos.
- Mareos, náuseas y/o vómitos.
- Tics nerviosos.
- Sensación de ahogo, palpitaciones y/o sudoración excesiva.
- Cambios de humor repentinos.
- Desobediencia.
- Irritabilidad.
- Alteraciones del sueño, como insomnio, despertar de noche, pesadillas…
- Inquietud motora, agitación, morderse las uñas…
- Cambios en la alimentación: ataques de hambre o pérdida del apetito.
Resulta esencial detectar cuanto antes estos síntomas con el objetivo de determinar cuál es el origen de la ansiedad que padecen. En el caso de que esta ansiedad esté provocándole sufrimiento e interfiera en su vida diaria, debemos ponernos en contacto con un profesional.